domingo, 28 de febrero de 2021

5 Fábulas de camellos de Esopo

El camello bailarín.

Obligado por su dueño a bailar, un camello comentó:
— ¡Qué cosa! No sólo carezco de gracia andando, sino que bailando soy peor aún.


El camello que estercoló en el río.

Atravesaba un camello un río de aguas rápidas. Sintió la necesidad de estercolar, y viendo enseguida que pasaba delante de él su excremento, arrastrado por el río, exclamó:
 — ¿Cómo sucede esto? ¡ Lo que estaba atrás mío, ahora lo veo pasar adelante !


El camello visto por primera vez.

Cuando los humanos vieron por primera vez al camello, se asustaron, y atemorizados por su gran tamaño emprendieron la huida.
 Pero pasado el tiempo y viendo que era inofensivo, se envalentonaron y se acercaron a él.
 Luego viendo poco a poco que el animal no conocía la cólera, llegaron a domesticarle hasta el punto de colocarle una brida, dándoselo a los niños para conducirlo.


El camello y Zeus.

Sentía el camello envidia por los cuernos del toro, y quiso obtener los suyos propios. Para esto fue a ver a Zeus, pidiéndole le regalara a él unos semejantes.
 Pero Zeus, indignado de que no se contentara de su gran tamaño y fuerza, no sólo le negó el darle los cuernos, sino que además le cortó una parte de las orejas.


El camello, el elefante y el mono.

Votaban los animales para elegir un rey. El camello y el elefante se pusieron en fila disputándose los sufragios, ya que esperaban ser preferidos sobre los demás, gracias a su tamaño y su fuerza.
 Pero llegó el mono y los declaró a los dos incapacitados para reinar.
 — El camello no sirve -dijo-, porque no se encoleriza contra los malhechores, y el elefante tampoco nos sirve porque tendremos que estar temerosos de que nos ataque un marrano, animal a quien teme el elefante.







Fábulas de Esopo



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